Documentar sin ver la foto: voluntariado, fotografía analógica y aprendizaje real (2003)
En enero de 2003, tuve la oportunidad de documentar con mi cámara uno de esos proyectos que marcan. El IES Ángel de Saavedra (Córdoba) desarrollaba entonces un programa de voluntariado social en el que los propios alumnos colaboraban activamente en centros de mayores, residencias, y actividades para personas con síndrome de Down y diversidad funcional.
Mi labor fue acompañarles a través de la fotografía, capturando con una cámara analógica aquellos gestos, miradas y momentos que no se repiten. Trabajar con carretes, químicos y sin pantalla de revisión te obliga a mirar de verdad. Cada disparo era una decisión pensada. Y cada revelado, una espera cargada de intuición y técnica.
Cuando la fotografía era también experiencia
Este fue uno de mis primeros encargos de carácter social, y sin duda uno de los más transformadores. Ver cómo adolescentes salían de sus rutinas para conectar con otras realidades —escuchar, compartir, cuidar— fue un ejercicio de empatía que intenté reflejar con la mayor honestidad posible.
La fotografía no era entonces solo un resultado visual. Era una forma de estar, de observar, de respetar. Las imágenes que surgieron de aquel proyecto fueron publicadas en el Diario Córdoba el 15 de enero de 2003, dando visibilidad a una iniciativa que merecía ser contada.
La importancia de mirar sin filtros
Años después, sigo convencido de que ese tipo de experiencias enseñan tanto sobre la fotografía como sobre la vida. Documentar sin ver la imagen en el momento es una escuela que hoy, con tanta inmediatez digital, cuesta imaginar. Pero fue allí donde aprendí algo clave: lo importante no es solo disparar, es saber por qué estás mirando.
Francisco Javier Fernández Ortiz
📍 Reportaje documental – Voluntariado IES Ángel de Saavedra (2003)
🌐 kikofernandez.com
📷 @kikoferphoto
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