Un trabajo de 13 años. Infancia sin fronteras, Nicaragua.
El huracán Mitch, uno de los ciclones tropicales más devastadores de la época moderna, dejó una huella imborrable en América Central en 1998. Con vientos que alcanzaron los 285 km/h, este poderoso huracán causó la muerte de aproximadamente 20,000 personas y devastó vastas áreas de la región, siendo Nicaragua uno de los países más afectados. Las inundaciones y los deslizamientos de tierra resultantes arrasaron comunidades enteras, dejando tras de sí una estela de destrucción y desolación.
Más de una década después, mientras los focos informativos se habían desplazado, las secuelas del huracán Mitch aún eran palpables en muchas comunidades nicaragüenses. Mi misión como fotógrafo fue documentar el incansable trabajo de Infancia Sin Fronteras, una ONG que ha permanecido en el terreno, dedicándose a reconstruir y brindar esperanza a los más vulnerables.
Infancia Sin Fronteras se ha comprometido a proporcionar un futuro mejor para los niños y niñas de Nicaragua, estableciendo escuelas y centros de apoyo en Managua, Masachapa, Matagalpa y otras pequeñas localidades. A través de programas educativos, de salud y nutrición, esta organización trabaja para romper el ciclo de pobreza y ofrecer a los niños las herramientas necesarias para construir un futuro más prometedor.
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